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Dividir para ganar: ¿Por qué es clave la división por lotes en la contratación pública?


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En el complejo mundo de la contratación pública, uno de los principios más importantes —y a menudo olvidado— es el de división por lotes. Aunque a primera vista pueda parecer una simple decisión técnica, lo cierto es que esta práctica es clave para garantizar una contratación más inclusiva, eficiente y competitiva.


¿Qué significa dividir por lotes?

Dividir un contrato en lotes consiste en fragmentarlo en varias partes autónomas, que pueden adjudicarse y ejecutarse por separado. Esto puede hacerse por criterios geográficos, funcionales,
temporales o de especialidad.
Por ejemplo, un contrato para el mantenimiento de edificios municipales puede dividirse por zonas
(norte, sur, centro) o por tipo de servicio (electricidad, fontanería, climatización).


¿Es una obligación o una opción?
Desde la entrada en vigor de la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP), la división por lotes no es solo una posibilidad, sino una obligación, salvo que existan razones objetivas que lo justifiquen. El artículo 99.3 LCSP impone esta obligación a fin de fomentar la participación de pequeñas y medianas empresas (PYMEs), que de otro modo no podrían competir con grandes corporaciones.
En otras palabras, la regla general es dividir, y la excepción debe estar motivada y justificada.


¿Por qué es tan importante?
Porque permite democratizar el acceso a la contratación pública:

  • Favorece a las PYMEs, que no tienen capacidad para asumir contratos de gran volumen.
  • Aumenta la concurrencia, lo que mejora la calidad de las ofertas.
  • Impulsa el desarrollo local, ya que empresas de menor tamaño o de ámbito comarcal pueden  articipar.

Además, dividir bien puede mejorar la gestión del contrato, haciendo más ágil el seguimiento, la supervisión y la corrección de incumplimientos.


¿Cuándo se puede evitar dividir?
Existen motivos que podrían justificar la no división por lotes, como:

  • La imposibilidad técnica o funcional de separar el objeto del contrato.
  • Riesgos de pérdida de eficiencia o aumento de costes.
  • Problemas de coordinación o dificultades para garantizar la calidad del servicio si hay varios adjudicatarios.

En todo caso, estas razones deben constar de forma expresa y motivada en el expediente de
contratación.


Consejos para aplicar bien la división por lotes

  • Planifica desde el principio: la decisión sobre los lotes debe formar parte del diseño inicial del contrato.
  • Consulta al mercado: las empresas pueden aportar ideas útiles sobre cómo dividir el objeto del contrato.
  • Sé coherente: la división debe tener sentido económico, técnico y operativo.


En resumen...
La división por lotes no es solo una
cuestión técnica: es una estrategia para
una contratación más justa, eficiente y
competitiva. Respetarla no solo cumple la
ley, sino que transforma la contratación
pública en una palanca real de desarrollo
económico y social.